viernes, 29 de octubre de 2010

ACTITUDES ESENCIALES DEL PROFESOR PARA CONSEGUIR MOTIVACIÓN


(Parte de información contenida en el libro “Conflictos entre Profesores y Alumnos: Del aburrimiento, desmotivación e indisciplina en la escuela)

Pueden rescatarse tres actitudes esenciales que debe poseer el maestro para ayudar a que sus alumnos se motiven. Estas son:

La confianza en el potencial humano

Es decir, en la capacidad que tiene el ser humano de activar en sí mismo sus aptitudes para desarrollarse y de regular los diversos actos de su vida. Viene a ser como una apuesta en las personas, en la auto-educabilidad, en la capacidad personal del sujeto a orientarse positivamente por sí mismo. Las personas que recuerdan con admiración a algún “maestro”, denominación que se subraya al referirse a él, enfatizan que “les alentó a descubrir que podíamos lo que no sabíamos que podíamos y terminamos gustando de la más árida de las asignaturas”.

La congruencia o autenticidad

Se trata de buscar su ser profundamente en uno mismo sin apariencias ni máscaras, lo que permite la expresión personal, liberando su energía lo que provocará llegar a crear una comunicación interpersonal más profunda, más ágil, más cordial.

La aceptación incondicional

Es el interés profundo por la otra persona diferente de uno mismo; esta aceptación se manifiesta por una escucha activa y una actitud corporal congruente, hecho que hace que el otro se sienta reconocido como un ser significante, importante. Tal como decía Dickens: “toda la grandeza de un hombre consiste en dar al otro el sentimiento de su propia grandeza”. Es este sentimiento de grandeza, de dignidad, que responde a un poderoso deseo común en todos, que contribuye, en él también, a acrecentar la energía psicológica.

A propósito de las actitudes anteriores, también puede desarrollarse la concepción de la motivación destacando que más que los métodos, son las actitudes del educador las que importan. Por lo tanto, se privilegia sobre todo el enfoque afectivo.

Consecuentemente con las ideas anteriores, se ha demostrado que es el profesor quien puede reforzar o por el contrario, quien puede frenar la motivación por causa de su actitud y su comportamiento. En forma muy sencilla, “si el profesor sonríe, los alumnos sonríen; si el profe aparece enojado, los alumnos se ponen serios. Del profesor depende la reacción del otro, por eso debe dar comportamientos apropiados. En algunos casos el maestro deberá reflexionar preguntándose, ‘¿cómo me modifico yo para para modificar a los otros?’ Si el profesor cambia para bien, los alumnos también deberán cambiar para bien”.

Además, especialmente en este tipo de investigaciones realizadas sobre el sentimiento de eficacia personal, se demuestra de manera principal hasta qué punto este componente juega un rol esencial en el éxito escolar. Entre los elementos susceptibles de favorecer la motivación de los alumnos, se puede destacar en particular la manera de presentar los objetivos a lograr y el impacto del sentimiento de eficacia pedagógica de los profesores.

En investigaciones recientes de Francia, las respues­tas de los liceanos(as) de Champagne-Ardenne indican que éstos atribuyen la ausencia de motivación a los profesores que “no son entusiastas”, “que sólo se interesan por los mejores alumnos” y que, por ende, “deberían cambiar su manera de hacer clases”. Luego, enfatizan principalmente que los profesores deberían “parar de hacer copiar durante horas” y tomar más tiempo en explicar las materias que no entienden. En síntesis, los profesores deberían poseer una actitud más profesional de su trabajo justificando su acción con teorías científicas.