miércoles, 28 de abril de 2010
BULLYING : RESPONSABILIDAD DE LA SOCIEDAD, PADRES Y PROFESORES.
Es preciso recordar que el término “bullying”, tan asentado ya en nuestro medio, se origina de “bull”, toro, de allí la acción, “to bull”, embestir como un toro, abrirse camino a la fuerza y, asustar por medio de amenazas, entre algunas de sus acepciones. Y no es un término privativo de la educación.
¿Hay alguien dentro de nuestra sociedad que se encuentre libre de su influencia?
La información que procesamos a partir de la observación a las personas, cosas y eventos, influye en la manera que actuamos. El disputar el turno de una persona en una fila para pagar, el abuso de un chofer de bus frente a un escolar, los 'malos modales' de un vendedor callejero que se molesta por el paso de transeúntes cerca de su mercancía, el automovilista que hace una 'encerrona' a otro que respeta la distancia apropiada entre su vehículo y aquel que le precede, los estudiantes que demoran su transitar por el paso de peatón mirando con rostro desafiante al automovilista, el maltrato infantil, son todos ejemplos o modelos que son recogidos naturalmente por quienes los observan.
Consecuentemente, toda persona que embiste, un “bully”, necesariamente ha sentido que ha sido agredida por alguien en su vida. Por lo tanto, cuando un alumno ataca a un compañero o un profesor, es posible que este último esté pagando las consecuencias, pues es atacado por un niño que está cargado de agresividad debido a que fue violentado.
Otro tipo de “bully” es el niño(a) que “siente” que ha sido agredido por casos de familia ausente, desvalorización, insatisfacción de necesidades de afecto, protección, pertenencia y autoestima, principalmente. ¿Qué porcentaje de niños cree usted que presenta estas características? ¿Cuántos niños al momento de llegar desde el colegio no tienen con quien conversar, alguien que realmente valore su presencia y su actuar?
Y la realidad en el colegio, ¿es similar a la del hogar? ¿Tiene el niño un rol protagónico como alumno en el establecimiento educacional? ¿Los profesores valoran su presencia y sus intervenciones en clases? Por último, este niño, ¿se siente considerado, valorado y querido tanto en el hogar como en la escuela? ¿O registra un mayor número de desavenencias, retos o malestares?
Como consecuencia de lo expuesto anteriormente, mucha responsabilidad tenemos quienes debemos pensar el modelo de ciudadanos que queremos formar, el ejemplo de padres que queremos seguir siendo y el tipo de educación que hoy debemos enfatizar.
Si las instancias que deben generar políticas para la formación de mejores ciudadanos aún no se manifiestan y si los padres aún no encuentran los espacios para estar con sus hijos, es – entonces - cuando todos los profesores deben adquirir la capacidad de instalar una buena o mejor relación pedagógica con sus alumnos. Nos atrevemos a asegurar que los conflictos entre los propios alumnos decrecen y hasta llegan a desaparecer o por lo menos, no derivan ni en violencia ni en agresión cuando se da esta condición. Es así, como el llamado “bullying” es inexistente en muchos establecimientos educacionales cuyos principios y valores, visión y misión si se quiere, atienden primordialmente a asentar las bases de una verdadera educación en donde la convivencia escolar se ha construido por toda la comunidad escolar. La convivencia es un tesoro que se cuida, se revisa continuamente, se adecua y se mejora, si es necesario. Los alumnos aprenden que el respeto es más potente que la violencia.
Por otro lado, si la calidad de las relaciones entre profesor-alumno no es buena, entonces hay mayores probabilidades de que aparezca rápidamente el efecto “bullying”. En varias entrevistas sostenidas con alumnos, éstos han afirmado que uno de los conflictos que más se repite con algunos de sus profesores es que ellos demuestren claramente favoritismos para trabajar con “sólo algunos alumnos del curso”. La preferencia del profesor por ciertos alumnos genera un conflicto entre los mismos alumnos: los no elegidos contra los elegidos. De esta manera, los no elegidos se sienten violentados o discriminados negativamente en relación a sus pares. Tal vez para los profesores sea difícil aceptarlo, no obstante, tal es la percepción (subjetiva) de los alumnos no elegidos. Si estos problemas no se conversan, no se aclaran, por medio de comunicaciones de buena calidad, los perjudicados van a continuar sintiéndose violentados. Peor, este sentimiento lo canalizarán mediante agresiones a cualquiera que les rodee.
Responsables de la formación de ciudadanos, padres, apoderados y profesores deben recordar que ninguna persona soporta la indiferencia, la humillación y no ser considerada en sus sentimientos y emociones. Esos hechos constituyen casos de violencia para ellos. Por lo tanto, una forma de replicar a tal violencia es mediante otro tipo de violencia, el “bullying”: preferible ser malo que ignorado.
De allí, entonces, que la sociedad, padres, apoderados y profesores deben tomar conciencia sobre esta penosa realidad, reflexionar y comenzar, cuanto antes, a actuar en consecuencia.
Etiquetas:
agresión,
bullying,
responsabilidad,
violencia escolar
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